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Cristina Gayarre combina su pasión por los grabados, las acuarelas y el collage con la de ilustradora de libros y pintura de murales. Sus comienzos expresionistas han ido evolucionando en trazos más serenos y sensuales. Su obra ha estado presente en ferias de Madrid, Bilbao, Hong Kong, Londres, Estocolmo, París o Nueva York.

Cristina es licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid desde 1999. Ese mismo año participó en una exposición colectiva y con la venta de sus grabados se compró el primer tórculo. Fue una buena inversión porque no ha parado de trabajar desde entonces.

• Cristina… grabados, clases de pintura, ahora acuarela…¿Cómo ha sido tu trayectoria?

Siempre aprendiendo, como en tantos oficios. Sin disciplina, sin curiosidad, sin perseverancia no se consiguen las cosas. He disfrutado con maestros como Paco Aguilar, Julio León, Manuel Ayllón, Yoko Kataoka y ahora con Gloria Gallego he descubierto la belleza del SUMI-E, se pueden ver los resultados en mis acuarelas de esta última exposición. Se trata de una técnica de pintura que tiene su origen en China y ha sido rebautizada por los japoneses y significa tinta negra y pintura. Es naturalista y se basa en el respeto a la naturaleza

• El sitio elegido, Espacio Ronda, es precioso y la disposición de la obra un acierto. ¿Se vende?
• La verdad es que no puedo quejarme. Se compra arte, la gente entra a disfrutarlo. Lo cierto es que detrás de cada exposición hay muchas horas, mucha energía y mucha preparación. Además es un contacto directo con las personas que compensa la soledad de los periodos de creación. Yo al menos, paso mucho tiempo en mi taller, muchas horas cada día diseñando, experimentando, dibujando, haciendo realidad mis ideas.
•  Esta forma de mostrarte ante los demás, también llevará críticas, ¿cómo las encajas?
•  Desde luego que sí. Recuerdo que recién licenciada fui con mi carpeta a visitar al que yo entonces consideraba un gran maestro de la pintura. Mi objetivo es que me diera feed back sobre mi obra. Estaba ansiosa por conocer si había algo de valor a los ojos de este artista consagrado. Me recibió, los miró con gesto de desaprobación y me dijo que no llevaba trabajo alguno. Salí muy triste, tanto, que me senté en un banco y abrazada a mi carpeta, me puse a llorar. Después de unas semanas pensé que yo nunca hubiera respondido con esa dureza y frialdad a nadie pero también pensé que eso no me iba a frenar en mi deseo de seguir pintando y avanzando. Y efectivamente así ha sido. Hoy valoro las críticas pero también puedo decir que emocionalmente no me afectan de aquella manera. Las encajo muy bien
•  ¿Has llorado de felicidad?
• También. Recuerdo una exposición de Paul Klee. Me emocioné con un cuadro en el que había un pez y sin querer, se me saltaron las lágrimas. ¡Un gran artista!
• ¿Hay mucha rivalidad en el mundo del arte?
• Yo veo mucho compañerismo, la verdad. Claro que hay de todo. Pero hay compañerismo y solidaridad. Lo que tú haces es tuyo, es personal. Cada uno tiene su propio estilo, sus motivos, su forma de expresarse. Si doy, recibo, si soy generosa, la vida será generosa conmigo. Lo creo firmemente.
•  ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo y lo que menos?
• Me encanta dar clases a los niños y los jóvenes. Son creativos, divertidos y disfruto con sus risas y su maneras espontáneas de ver las cosas. Influir en ellos para que amen el arte, mostrar todo lo que yo sé me parece algo maravilloso, estimulante y retador. Me encanta compartir mi experiencia y considero cada clase con ellos como un triunfo. También me siento especialmente feliz cuando consigo crear algo interesante, disfruto como una niña, se me pasan las horas en un suspiro y aprender cosas nuevas me emociona especialmente como lo que he aprendido últimamente sobre las técnicas meditativas SUMI-E orientales a través de la tinta, que me han inspirado esta etapa de creación de acuarelas.
•  Ya veo que en esta exposición tienes grabados y tienen un papel relevante las acuarelas.
• Es curioso. Empecé con las acuarelas como experimento. Tenía un problema en una mano y con ellas me distraía, me hacía salir de la zona de confort y resulta que, sin proponérmelo me las compraban. Me sorprendió y empecé a valorar que podría incorporar aquí todo lo que produje en ese periodo de tiempo. Ha sido todo un descubrimiento. ¿No te ha pasado alguna vez que miras tu obra, da igual que sea un texto literario o un cuadro y piensas si eres tu realmente la autora? Me resulta curioso, es algo mágico.
• Sí. Es algo realmente mágico, una manera de sorprenderse una misma, pero Cristina, no me has contestado a la pregunta de qué es lo que menos te gusta de tu trabajo.
• Es cierto, pues la verdad es que me costó mucho convivir con la inestabilidad. Tienes que aprender a lidiar con ella, tienes que reinventarte cada día. Pero ahora tengo mucha confianza en mí misma y tengo fe en la vida. Creo que el eje del artista es la fé, dedicarte a aquello para lo que has sido creado. Sinceramente pienso que no podría hacer otra cosa, que esta es mi misión.
•  Por último, una pregunta que seguramente te han hecho muchas veces, ¿por qué tantas mujeres, desde hace tanto tiempo?
• La verdad es que no lo sé. El cuerpo femenino puede expresar muchas cosas y yo, con el tiempo, he podido vislumbrar un vínculo emocional con mi abuela, una mujer extraordinaria, independiente, que conducía en moto, escalaba, era elegante y hermosa, sabia y libre y sobre todo, un referente para mí. Pero además de mujeres y todas las maneras de expresión que asocio a ellas, pinto la naturaleza, en realidad son el centro de mi obra, tanto en punta seca, lino grabado, aguafuerte, collage, acrílico o acuarela.
• Gracias y disfruta esta etapa